jueves, 23 de febrero de 2012

Los europeos

Tengo un amigo, Borja, profesor de música, guapo, músico, buena onda, músico, me lo comí… (Mencioné que es músico?) Lo conocí en un pueblito bonito en otoño, por ahí, hace un par de años… Nos conocíamos de “hola y chao” porque teníamos amigos en común. Para ser sincera, nunca llamó mi atención, hasta el día 31 de diciembre del año 2010, cuando me dijo coqueto (Así como acostumbra ser) “Qué lindos zapatos” Y bueno, es músico. La noche siguiente, 1 de enero, cambié mi timidez característica (¿?) y le demostré que había algo que me gustaba, lo invité patudamente a no irse del carrete y compartir la silla conmigo… Y bueno, nos dimos unos besitos locos en el auto de no sé quien, da igual. Fuimos la pareja revelación del verano 2011. Pero ambos estábamos con cosas pendientes… Con él empezó mi vida de rockera (Había empezado antes, pero me gusta hacerle creer que es el culpable de lo mal portá que soy) La primera anécdota de “la relación” fue cuando una amiga de ambos nos pilló culiando en un árbol del patio de su casa, tipín 6 de la mañana, bien sobrios (¿?)… Ubicaditos los hueones. Nunca perdimos contacto… Pasó todo el 2011, las juntas eran relativamente constantes, lo pasábamos bien, fuimos agarrando confianza, fuimos creando un idioma común… Y así como que nos empezamos a querer, pero no con intenciones de formalizar nuestra relación, nos comenzamos a querer precisamente porque sabíamos que eso no pasaría nunca. Nuestros encuentros se transformaron en rituales, en los que yo figuraba en calzones y polera, acostá en su exquisita cama de dos plazas, fumando un cigarro, tomando té de arándanos, una cerveza o jugo natural mañanero after sex, siempre sin azúcar. Borja fue mi refugio, fue la vía de escape de un año de mierda… Siempre me sentí a salvo ahí, en esa casa de Hueveo constante, con la risa fácil de los participantes de las juergas, el paraíso para el ser deprimido (exceptuando los temas de Silvio que se tocan tipín 5, pa puro pitearse).  Aún me cuesta entender a Borja… Él es de esos hombres que cree que todas (casi todas) las mujeres tienen “algo”, así, después de largas conversaciones al respecto, llegamos al concepto de “Modelo” y clasificamos féminas según lo que, de manera fenotípica (Y míshticamente ashí shuer locamente) generan en Borja… pero mi acotada y evolucionada mente femenina todavía me impide comprenderlo del todo. Él tiene, por ejemplo, un “modelo polola” Que vendría siendo una lola no necesariamente despampanante, pero sí con ese “qué se sho” que a Borja tanto le gusta. Hace un par de días estuvimos juntos en el sur, y fue inevitable la pregunta… ¿Qué modelo vendría siendo yo? Me clasificó no recuerdo como… Pero, yo sé, que el guitarreo de “Amiga mía” frente a la fogata, no fue gratuito… “Yo sé que nunca vamos a dejar, que este amor se nos vaya” Quiérote, mi amó. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario