martes, 29 de mayo de 2012

Todas somos la maraca de otra.

No me gusta que las minas nos tratemos entre nosotras de “MARACA” (Cuando es una ofensa, si es pa hueviar a tu amiga buena pal loly, voh dale) lo he dicho, sí, pero me desagrada enormemente. Creo que nadie se lo merece (Si al final, todas sabemos que a algunas minitas se les arrancan los pingüinos pal desierto, hay que tenerles paciencia). Alguna vez pensé que Janet era lo suficientemente imbécil como para llamarla así, pero no, me arrepentí (Soy tan buenita <3). Janet fue la mina que se metió en la relación que yo tenía con Daniel… Pero éramos tan chicas, no cachábamos nah, además, la tortilla se dio vuelta, cuando Daniel decidió que la maraca que quería en su vida no era ella, sino yo (Años más tarde caché que ambas le hacíamos honor al adjetivo).
La palabra “maraca” agarró más sentido en mi vida el año 2009, cuando estábamos en una “separación momentánea y recreacional” con Tobías… Un día de invierno, se me ocurrió contactar a un viejo amigo, al que conocí en un bar de mala muerte, por ahí por el 2006. Alejandro se me acercó a pedir un cigarro, con los ojos hinchados y la voz un poco hecha pico. Me dijo a medias que lo acababan de patear y que necesitaba un cigarro para pasar el mal rato. Miré la cajetilla con 3 cigarros, eran la 1 de la mañana, es decir, cero posibilidad de regalarle uno… A cambio le ofrecí fumar del mío y un poco de conversa. Me contó toda su triste historia, lo aconsejé y lo pasamos bien (En la buena onda, no vaya a creer que me aproveché del lolo vulnerable). Cuando ya era hora de subir el cerro de vuelta a casa, me pidió mi mail, se lo di feliz, porque es difícil encontrarse un lolo buena onda sin que sea jote (Seré yo, Señor?). Mantuvimos el contacto desde ese día, pero sólo por inet, aunque debo reconocer, que después de un tiempo de buena onda, las conversaciones se empezaron a subir de tono día por medio… Ese día de invierno del año 2009, le conté que estaba mal, que había terminado con Tobías y que me sentía muy triste (Oh! Soy una damisela en peligro oezí) Me invitó a su casa, a tomar un vino con unos amigos. Ni tonta ni perezosa, agarré mis weás y partí… Efectivamente, cuando llegué, estaba con 2 amigos, lo pasamos muy bien, nos reímos y me hicieron olvidar las penitas, pero llegó la hora de irse, así que los chicos partieron rumbo a sus casas, cosa que yo no iba a hacer, menos considerando que el pique era “Villa Alemana-Valparaíso”. Así que me quedé, pasó lo que tenía que pasar y fue como la mierda, todo muy mal: Daba malos besos, la tenía chica y salá (Ok, sí, estoy de acuerdo, demasiada información, haga como que no leyó eso)… Pero lo peor fue la mañana siguiente, cuando después de levantarme y vestirme lo desperté para avisarle que me iba y con la peor cara de pico me mira y me dice: “Tú cachai donde está la salida”… Boniiito, le faltó puro preguntarme cuánto me debía al muy culiado. Debo reconocer que me fui mal a tomar la micro, lloré un poquito, pensé en Tobías, me sentí culpable, tonta, encañá, MARACA.
Pasaron las semanas, y yo volví con Tobías. Estaba todo funcionando de lolo en mi vida hasta que un día me llama Alejandro diciendo que “su mina” estaba “embarazada” y que se había “enterado” de lo que pasó aquella infame noche de invierno… A ver, espérate… TENÍAS MINA, HIJO DE PUTA!? Y ESTÁ EMBARAZADA!? Y SABE LO QUE PASÓ!? Y ahí, justo ahí, me fui a la conchademimadre. Me aterraba la posibilidad de que por una mala jugada hormonal de la cabra encinta, se terminara enterando Tobías de la ESTUPIDEZ que había hecho semanas atrás… Y mi miedo creció bruscamente cuando, a la semana siguiente, recibí un amable mensaje de feisbuc de una tal “Karen Blablabla” COMPROMETIDA con “Alejandro Blablabla” que decía algo como: [Paty Cofré on] “Erís una perra, maraca conchetumare, si no estuviera embarazá, te busco y te saco la chucha por puta, maraca culiá, me cagaste la vida, ahora por tu culpa mi hijo no va a tener papá, te deseo lo peor, y sabís qué más? Tu cagá de pololo se va a enterar de la pobre weona que tiene al lado” [Paty Cofré off] Eso es, en RESUMEN, porque lo que escribió realmente me tomó UN POCO más de tiempo leerlo. Y ahí quedé yo, hecha un atado de nervios, sintiéndome como la mierda, con ganas de llorar y decirle a la pobre Karen que era su pololo el maraco, no yo… Pero me aguanté, se lo negué todo y no webió más… Nunca más tuve contacto con el saco de cachas de Alejandro, lo último que supe de él es que su mina lo perdonó y que estaban felices con su hijo. Muy bien por ellos, lo que es yo, nunca pude recuperarme de la sensación culiá de hacerle daño a otra persona por el solo hecho de existir.
Y así, probablemente he sido “La Maraca” de otras, no tengo idea… E igual me da lata, porque no sé si ustedes disfrutan con el sufrimiento femenino, pero yo, lo detesto. Y si me permite, le daré un consejo: Si usté quiere maraquear en mala, hágalo consciente de que el karma existe y que para estos casos, es bien potente. Si usté en cambio, juega pah mi mismo lado, les digo cabras, sean siempre unas damas (En la mesa, porque en la cama, PUTA QUE ES RICO SER MARACA).

domingo, 6 de mayo de 2012

High infidelity

No sé tú, pero yo, he puesto el gorro. Hartas veces, con harta gente distinta y no me siento orgullosa, porque, si usté lo hizo, sabe cuánto pesa la conciencia, si no lo hizo, mejor ni lo intente, porque por mucha fuerza que tenga, la conciencia de cualquier forma lo aplastará… Aunque después de un tiempo te acostumbrai a la culpa, eso sí. Pero no crean que es llegar,  poner el gorro y aprender a vivir con el maligno en la mente… SIEMPRE se sabe. Amiga, SIEMPRE. No se las dé de güiner, porque en estos casos hasta las más avispás se pisan la cola.
A mi primer pololo le puse el gorro con 4 lolos distintos, uno por año… Era pendeja. La primera vez, lo hice por dos razones: Despecho y calentura. Yo pololeaba con Daniel  con el que teníamos un grupo de amigos bien chori, todos emparejados entre nosotros, mucho cahuín, pero harto cariño. En el grupo de amigos estaba Alonso, él cumplía con el rol de “Amigo de mi pololo, pero igual se lo presto” Meses después de que Daniel me pusiera el gorro con una compañera de curso, le di unos besitos a Alonso, bien dados, porque habían ganas pendientes y una sed de venganza dolorosa sin saciar. No me arrepiento.  Para ser sincera, pocas veces me he arrepentido, pero aún no tengo claro si es porque el pololo de turno me importaba una wea o porque nací too much chicharra.  
Mi segundo pololo me importó harto (Tobías), y nos quisimos y vivimos juntos y toah esah manoh. Todo era bien boni con él, hasta que tuve que saltar con alguna cagadita… Conocí en un carrete dieciochero  en un pueblito bonito en otoño a Javier. Y Javier me rockeó el mundo y me dejó estúpida, imposibilitada para hacer sinapsis cuando lo tenía a menos de 10 metros (Todavía me pasa un poco, sólo un poco). Pero a pesar de lo imbécil que me volvía en su presencia, no engañé (Qué concepto más venezolano) a Tobías con Javier. No en esa ocasión, por lo menos. Pasó más bien al año siguiente… Justo un año después, entre las “3C” Cueca, Chicha y Calentura… Y me lo volvería a comer, a pesar de que destruyó mi relación seria, linda y shuer estable (Tendría que puro mostrarles un videíto de youtube pa que me entendieran, porque sí, es músico)
En fin… No siempre una infidelidad es TERRIBLE… Porque soy una convencida de que la monogamia no se adecua a nosotros, los chicharra… Pero como siempre he tratado de “No hacer lo que no me gusta que me hagan” me voy a la chucha constantemente en las relaciones de pareja… Y quiero cambiarlo… En serio pretendo cambiarlo, porque ahora, en un tiempito más, visualizo mi pérdida absoluta en el universo del amorsh… Sí, señoras, señoritas, putas y no tan putas… Creo que me voy a enamorar.